¿Por qué Irán? Porque no me creo nada


Antes de partir encontré dos Irán muy diferentes, opuestos.



 El primer Irán que el aspirante a viajar por él encuentra es el que sale por televisión, o sea el Irán que dictan nuestros gobiernos occidentales, no importa su color, todos lo demonizan, y lo peor es que la mayoría de nuestra cohorte de periodistas, que deberían mostrarnos la realidad –es su obligación-, se untan con vaselina mientras nuestros políticos les manipulan los diferentes orificios. En estos tiempos, los telediarios se repiten como una burla continua al ciudadano, y los tertulianos, algunos sacados directamente del comic “Martínez el Facha” discuten con vehemencia sobre cosas que creía quedaron claras hace años.
 Mi máxima ilusión sería que los católicos tuvieran razón, porque entonces los veré - a los tertulianos- quemarse a fuego lento por toda la eternidad, que es muuyyy larga, ¡ay, qué calor!, ¡qué gozada!



La parte de nuestros conciudadanos, que sólo saben de Irán lo que han  escuchado de oídas, lo que sale por la tele, y lo que dicen los políticos, es la mayoría.
 Pero hay un segundo grupo, minoritario, son los que han viajado, han leído o han hablado con alguien que estuvo o vivió allí. Y ofrecen una visón de Irán totalmente distinta, que en ningún momento califican de paradisíaca, pero es al menos mucho más esperanzadora que la visión de los del primer grupo.



Entonces llega el día en que uno va a irse de viaje para allá y lo dice a los amigos.
 Entre los del primer grupo de escucharán los siguientes comentarios:
-¿Irán?-

Te miran como un marciano
 -¿Debe ser muy peligroso ¿no?...
 -Ostia, nano, me alegro de haberte conocido, allí te van a cortar los testículos, y harán con ellos una tortilla mientras te lapidan…
 -Allí – te lo dice alguien que llora cuando sale su virgen en procesión, y grita con verdaderos deseos de matar al árbitro cuando pita penalti en contra de su equipo- Allí, son todos unos fanáticos…
 Un argentino de este primer grupo podría usar las palabras “pelotudo”, “orto”, y, “uranio enriquecido”, no sé si por este orden.
 Los amigos que te tienen mucha confianza te fusilan con:
-Tío, estás colgao, como una regadera.-
 Qué dices a eso. Nada, sólo sonríes.


Bueno, sonríes más o menos, como la Gioconda.
 La lista de comentarios sería casi interminable, ejemplos:
-Sería uno de los últimos lugares donde me gustaría aparecer…
-A mí no me gustan los países árabes...
¿Árabes?¿Irán?
Recordemos clase de historia octavo de egb; Persia, habitada por los persas, obvio. Persia = Irán...
-¿Las iranís están buenas?
-No, a mí, a "padecer" no me gusta ir, con lo bien que se está en casa.
- Ufff, Papá...¿otra vez de viaje?
 Pero, uno, no desfallece porque los del segundo grupo hablan mucho menos y más bajo pero lo dicen bien clarito:
- Es uno de los mejores países del mundo en cuanto a gente. Amables, simpáticos, se desviven por ayudar al forastero.
 Ahora, que ya he ido y he vuelto puedo decir que mis partes siguen intactas y que los del segundo grupo tenían razón, por supuesto.
 El Irán que yo he encontrado es, en líneas generales, un país tan moderno como el que mas, de muy buena gente y  un gobierno nefasto. Uy! esto me suena de algo...
 Y unas leyes totalmente desfasadas en su ortodoxia.
 Un país que flotando en nuestra imaginación lo creemos en nuestras antípodas, ideológicas y culturales...
¿Seguro?
Irán






España






Irán





España






Irán






España






Irán






 
España









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