HOT MAURITANIA Capítulo 5


Estamos en nuestra segunda y última noche en Chinguetti y no pienso cometer los mismos errores que me impidieron dormir la primera, ayer no lo pasé bien.
 No es agradable dormir en una sauna muy caliente llena de hormigas, moscas y mosquitos. Los mosquitos te pican por la noche, las moscas se te posan en cuanto amanece y las hormigas te dan por saco de noche y de día.
 Así pues me doy una ducha fría (relativamente fría), tomo un gramo de paracetamol – por el cansancio y porque en una subida de duna el camello había dado un traspiés que había pagado yo en forma de un buen golpe en el coxis, dolor que traspasó tiempo y fronteras - y por último, saco el colchón al jardín ya que hoy no hace el viento huracanado y granítico (por la arena que transporta) de anoche.
 Esperamos el sueño mientras escuchamos arengas religiosas por los altavoces de las mezquitas.
 Son discursos hablados de manera muy monótona, podrían ser políticos o incluso retrasmisiones deportivas de algún evento aburrido. No es la recitación del Corán, nada de esa musicalidad que roza lo celestial y lo divino, cantada por un grupo de hombres en la mezquita mientras los altavoces permanecen abiertos, es solo un señor hablando durante largo rato.
 En todo caso, nos ayuda a conciliar el sueño, y éste no es interrumpido en toda la noche excepto por algún mosquito que hace que nos tapemos aún mejor con el turbante.
 Un buen turbante bien largo tiene aplicaciones casi infinitas, será mejor si es negro o de un color sufridito, así la roña no se nota y aguanta mucho más sin lavarse, además de para lo que sirve de manera obvia, es decir cubrirse y protegerse del sol, el calor y el viento, también es tremendamente eficaz contra el frío, se puede usar de toalla, de cubrecama cuando el sitio donde durmamos presente manchas sospechosas, de mosquitera por la noche, para cubrirnos a la hora de las siestas y que no nos devoren las moscas, de petate –gran capacidad-, de cuerda –ata muy bien las cosas si es muy largo-, para poner en la ventanilla del taxi y evitar el achicharramiento solar, de pañuelo –no sólo para sonarte sino para cubrirte la nariz en caso de olor penetrante-, de antifaz para dormir en pleno día, de colador, de paño para no quemarte cuando se coge la tetera, de almohada, especialmente bueno para evitar rebotes y vibraciones cuando uno se queda dormido contra los cristales en un autobús, o como reblandecimiento para la cabeza en los duros cojines saharianos, también para pasar un poco mas inadvertido de lejos o en medio de multitudes –se sigue dando el cante pero un pelín menos-, de gafas de sol –cualquiera que lo haya probado en medio de una tempestad de polvo o arena lo sabe-, de cinta transportadora de bebés a la espalda o de hamaca colgante para niños, también de trapo para averías mecánicas, venda para heridas, etc. etc. Tantos usos como la imaginación permita.





Y sí, a veces lo he lavado entre una aplicación y otra, pero la mayoría de las veces... Vamos, por favor, todos sabemos que una de las consecuencias de viajar es sin duda el ensanchamiento de nuestros márgenes de gorrinería... excepto tal vez entre las japonesas...
Nos vamos de Chinguetti, se nos queda prácticamente todo por ver, no me pesa, sabía que este viaje era corto y estoy satisfecho sólo con haber llegado hasta aquí, dejo para la próxima ocasión el pueblo acantilado de Ouadane, el baño en la guelta de Terjit, la visita al cráter gigante, la localización y visita de grabados rupestres y tantas otras cosas que se pueden hacer en la zona, ya que, entre haber estado rodeado de tanto “guía” y el libro de la lonely que llevaba mi amigo Darren, he quedado enteradísimo de una gran cantidad de cosas que hacer y lugares por visitar por aquí mismo.

 Hablamos sobre nuestros próximos pasos, Darren necesita ir a la capital a que le arreglen lo del visado, y yo quiero ir ya de vuelta, salgo para España desde Marruecos y me quiero dejar algún día de margen por si hay algún imprevisto por el camino.
 Prefiero esperar en Nouadibú, ese lugar del que casi todo el mundo habla fatal y que a mí me ha encantado.
 Lo que no voy a hacer bajo ningún concepto, es volver a tomar el tren en Choum, ni en Choum ni en ninguna parte, he tenido suficiente, paso del tren, llamadme cobarde, flojo, lo que se os ocurra, pero ese tren, dos veces en una semana, no me atrevo, no quiero, estoy encantado de haberlo conocido ya una vez, es un viajecito que no olvidaré en mi vida, único y extraordinario, pero con una vez tengo suficiente. Voy a ir en taxi hasta Atar, en autobús hasta Nouakchott y en otro taxi hasta Nouadibú. Voy a hacer más kilómetros y voy a gastar más dinero, pero no quieron escuchar la palabra tren…
 Decido ir junto a Darren hasta Nouakchott, dormir allí, ver cómo queda con lo de su visado, me dice que no es necesario si no quiero, le digo que a su madre le gustaría que lo acompañara, y que alguien deberá telefonear al cónsul irlandés en caso necesario.
 Menos mal que no hará falta.
 No existe un consulado irlandés en Mauritania.

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