LA EMIGRACIÓN

 Hace un mes apareció un hombre negro en el café Oasis de Taghjijt, preguntando en francés si esto era España.
 Un camionero lo había recogido en Oujda, previo pago de una fuerte suma de dinero, con la promesa de llevarlo hasta España, depositándolo a pocos kms. del oasis. Cuando se enteró donde estaba el mundo se le cayó a los pies. No sólo no lo había acercado a su destino sino que lo había vuelto a adentrar en el continente africano, desviándolo hacia el sur casi 2000 kilómetros.

  Ahora la gendarmería siempre controla el Arruy, poco después de escribir esto se militarizó la zona, a base de poner cada escasos kilómetros en los lugares de paso mas habituales, hasta en los de las mismas montañas, un pequeño campamento militar ocupado permanentemente por unos pocos soldados.
 De momento se acabó el no control de las infinitas redes de agarass, senderos o caminos hasta ayer libres, al menos en la práctica. Vuelven de nuevo, como en tiempos no lejanos de una mayor actividad bélica con el Polisario, el ejército marroquí.
 Pero ahora el enemigo es otro.
 Además de contar la zona con su propia y fuerte emigración hacia Europa, de momento principal y casi único recurso económico de sus gentes, parece ser que ahora más que nunca, estas montañas se han convertido en paso habitual de los emigrantes de otros países al sur del Sahara que van buscando las costas para saltar a las Canarias. Muchos vienen de Oujda, o del norte, buscando otros pasos cuando se endurecen las fronteras de Ceuta y Melilla, pero otros vienen del desierto argelino, campo a través, variando de rutas, sorteando toda clase de peligros.
 He notado un aumento muy grande del número de conversaciones respecto a estos temas. Además he coincidido con la visita del rey de España al de Marruecos, dinero a cambio de más control, - lo mismo que se hizo pocos meses después, cuando las avalanchas a las vallas de Ceuta y Melilla. El precio de un pasaje en patera a Canarias ronda los 10000 dh., apenas 1000 euros para un marroquí en enero del 2005. La gente sabe de los peligros de la travesía, empieza a haber un concienciamiento general sobre estos temas, L´Houicine el Baz, gran cantante islahin, ya canta a que no se arriesgue la vida en el mar, pero los jóvenes siguen y seguirán intentándolo.
 Son 70 los universitarios con su título debajo del brazo en el oasis, sin nada que hacer, ningún tipo de trabajo, paseando arriba y abajo, y lo que es peor, sin demasiadas esperanzas, que no pasen por salir del país.
 La presencia policial y militar afecta de manera directa a otra importante actividad económica hasta ahora en la zona, el contrabando, tanto internacional, como "nacional", ya que a fin de favorecer (o acallar) a las poblaciones mas conflictivas del Sahara, el gobierno marroquí desgrava de impuestos ciertos productos básicos a fin de hacerlos mas baratos, llegando a ser la diferencia sustancial, por ejemplo, el pilón de azúcar que aquí vale 11 dh. cuesta 8´50 dh, a pocos kilómetros, ya en el Sahara. El gobierno central favorece en todos los aspectos a las poblaciones del antiguo Sahara español, y en sus riberas septentrionales se lamentan de estando tan cerca - en ocasiones miembros de una misma tribu, viven a un lado o al otro- no salir beneficiados con estas medidas, teniendo que marchar sus jóvenes al sahara, siendo este tal vez el efecto buscado, donde las fuertes inversiones del gobierno marroquí hace que haya trabajo con unos salarios más altos. Se dice que en ciudades como Smara o Assa, en cuanto la situación se complica con manifestaciones y revueltas mas o menos violentas, que no salen por televisión, el gobierno abre el grifo, acalla conciencias, encierra a los que no puede comprar, siendo el sahara un gran agujero en el ya de por sí raído bolsillo marroquí.
 Las noticias se suceden casi a diario, hoy un vecino pastor ha encontrado una guarida en una pequeña cueva con una chaqueta y una botella con agua y diferentes signos de haber sido utilizada durante unos días. Otro día conozco la historia de dos chavales negros que fueron encontrados muertos en las montañas entre Foum Laksan, la bereber Imi u Agadir y Tinduf.
 Al parecer murieron despeñados tratando de huir de la policía... pero los ojos de quien me lo cuenta me asoman ante otra posibilidad aún más terrible...


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